Una voz que, aún luego de su partida al reino, sigue guiando a su gente
Cuantas veces (lo reconozco) he callado mi fe ante algún maestro o autoridad académica que, ajeno a cualquier credo, tiraba por los pisos cuanto mi corazón había abrazado desde muy chico.
Y aquí, ante Marco Aurelio Denegri, ante Artidoro Cáceres, ante el señor Godoy... suena y resuena el evangelio en la voz de un sacerdote que mi gente jamás olvidará.
Un pequeñísimo homenaje a la memoria de Monseñor Ricardo Durand.
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