Tenía 13 años más o menos y el Párroco, en uno de esos tantos desayunos que compartíamos acólitos y sacerdotes, me reto a encargarme de los cantos de la misa de 7 de la mañaa sin mas compañía que mi guitarra.
Todos me miraron en la mesa, y yo hice lo que cualquier persona con dos dedos de frente haría: invente excusas (!)
Tenía miedo de asumir el reto, pero en vez de admitirlo trate de hacerme la persona ocupada, la persona estudiosa que no tenía tiempo para mas... luego de oír mi lista de buenas razones el Padre me miro serio, no molesto pero si muy serio y me pregunto a quemarropa: "Bueno Martín, puedes o no?"
La frialdad y la velocidad de la pregunta me dejaron sin armas. Lo mas curioso del caso es que yo amaba cantar y tocar, pero moría de miedo al pensar en hacerlo, y el miedo podría haberme evitado el vivir esos dos hermosos años en los que pude acoger en mi vida a Dios Eucaristia y conocer a grande y valiosos amigos como Henry Santander por ejemplo, a quien Dios puso en mi camino para terminar de decidirme a ser músico.
Si alguna vez te sientes tentado a dejar de hacer algo por miedo has lo que sea necesario, aguanta la respiración, sobreponte, grita... pero no dejes de vivir por culpa de tus miedos.
1 comentario:
Martín, me gustan tus canciones tienen mucho sentimiento y pues en este espacio has dicho una gran verdad, el de "no dejarnos vencer por nuestro miedos", si tú lo dices ahora que eres un gran músico,eso quiere decir que si todos dejaramos nuestro miedos seriamos grandes como tú!!!
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